¿Cuántas veces nos hemos encontrado con un grupo de personas que, de forma individual tienen habilidades y capacidades extraordinarias, pero cuando trabajan en conjunto no logran alcanzar un objetivo común?

Existe una necesidad creciente de entrenar a los equipos de trabajo para mejorar su desempeño. Para esto es importan­te conocer la dinámica del desarrollo de cada equipo y así aplicar las mejores cualidades de cada integrante.

 Conocemos un equipo de trabajo como un grupo de per­sonas con habilidades complementarias que comparten un objetivo, método de desempeño, forma de trabajar juntas y son mutuamente responsables.

 Algunas cualidades que encontramos en un equipo de alto desempeño son la confianza, el compromiso, la cooperación, el apoyo, el coraje y la adaptabilidad. Y aunque se compartan estos valores, ¿cómo integramos a sus miembros?

Un buen líder de proyecto contará con habilidades de interpelación personal, lo cual es indispensable para lograr la integración de este equipo dentro de una óptima gestión de proyectos.

Como menciona Sir John Whitemore , cofundador del Coaching, un buen líder deberá comprender plenamente las etapas a través de las cuáles se desarrolla el grupo; de esta forma podrá alentar y acelerar el proceso.

La primera es la inclusión donde se determina si la persona es miembro o no del equipo. En esta fase es común que las personas desarrollen sentimientos de ansiedad e introversión, su necesidad de aceptación es muy alta. De igual forma es posible que los miembros del equipo no sean muy productivos intelectualmente, ya que estarán concentrados en sus preocupaciones y necesidades emocionales. Aquí entra en juego la figura del líder grupal. El estilo y ejemplo que el líder establece en esta fase son muy importantes, la razón es porque se convierten en la norma aceptada por el grupo.

Una vez que la mayoría del grupo se siente integrado comienza la etapa de afirmación. La competencia dentro del grupo crece lo que puede conducir a un desempeño individual excepcional. Las personas se ponen a prueba y descubren sus fuerzas. Esta etapa del desarrollo es importante y valiosa, pero también puede representar dificultades para el líder. Hay desafíos al liderazgo. Para solventarlo, un buen líder ofrecerá responsabilidades y alentará a los miembros a asumirlas para satisfacer sus necesidades de afirmación.

En esta etapa el equipo es muy productivo. La mayoría de los equipos empresariales pocas veces llegan a la siguiente fase que es la cooperación donde se reconoce el dinamismo y la creatividad. Los equipos más productivos son muy cooperativos pero conservan cierto grado de tensión dinámica, que los mejores líderes de equipo tratarán de preservar.

Comparando las etapas de desarrollo del equipo con las jerarquía de las necesidades de Maslow encontraremos en la etapa de inclusión la necesidad de pertenencias, en la etapa de afirmación la necesidad de autoestima y estima del otro y en la etapa de cooperación la necesidad de autorrealización.

equipos

Un equipo de individuos que se han realizado por esfuerzo propio llegan rápidamente a la etapa de Cooperación y logra resultados sobresalientes. En cambio, un equipo de personas que buscan la autoestima puede tener un buen desempeño en forma individual, tendrá una tendencia a hacer las cosas a su manera.

Los individuos que buscan la estima de los otros competirán intensamente entre sí: algunos mostra­rán un desempeño brillante, y otros fracasarán. Un equipo de personas que tienen una necesidad de pertenencia tratará de ser complaciente y exagera­damente servicial.

Por consiguiente, el papel del Coaching es de suma importancia para ayudar a las personas a trabajar bien juntas. El líder tiene dos funciones básicas: conseguir que se lleve a cabo la tarea y desarrollar a su personal y a menudo están atareados haciendo lo primero, como para ocuparse de lo segundo. Sin embargo, ambas funciones se combinan cuando se usa el Coaching como estilo gerencial.

Cada miembro del equipo puede compartir con los otros sus ideas y resolver todos los cambios conflictivos. Éste es un proceso muy detallado y minucioso que asegura claridad y comprensión. Apela a todos los recursos del equipo, promueve la autonomía y el compromiso y desarrolla la autoestima y la automotivación.

Por ejemplo, una labor de Coaching que puede desarrollar el líder del proyecto es analizar el desempeño anterior del equipo en una tarea mediante preguntas que le permita a cada miembro examinar en detalle su contribución individual a la tarea del equipo. En este caso las preguntas serían:

• ¿Cuáles fueron tus aciertos en la tarea realizada?

• ¿Cuáles son tus áreas de oportunidad?

• ¿Cuáles aspectos representaron mayor dificultad?

• ¿Cuánto tiempo tuviste que invertir en ello?

• ¿Por qué fue tan difícil?

• ¿Qué harías diferente la próxima vez?

• ¿Quiénes deben ser informados de los cambios que harías?

• ¿Qué apoyos necesitas? ¿de quién? ¿Cómo los conseguirás?

• Si hicieras estos cambios ¿cómo afectaría al resultado, a la calidad y al tiempo?

¿Has hecho este tipo de preguntas a tu grupo de trabajo? ¿Conoces en qué etapa están los in­tegrantes de tu equipo?

Elaborado por: Lorena Perdomo

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